lunes, 4 de junio de 2012

The pain she puts me through is what I need... So make it bleed!

"I don't like you, but I love you. Seems that I'm always thinking of you... Oh, oh, oh, you treat me badly, I love you madly. You really got a hold on me" The Beatles.


Una vez una amiga se refirió a un sujeto de su vida como "el Señor de las Tinieblas", calificativo que me hizo muchísima gracia en el momento. No me especificó en ningún momento el verdadero significado de tal adjetivo, pero sé que cuando me explicó un poco el pasado que la unía al sujeto en cuestión, comencé a notar cierta familiaridad entre su historia y la mía con un fulano de mi pasado, y presente, quien también cabe dentro del concepto "Señor de las Tinieblas" que yo misma diseñé en mi cabeza (quizás justamente porque sigue formando parte de mi "presente" es que podemos atribuirle las características necesarias para caber dentro de dicho canon). Entonces me puse a pensarlo y llegué a la conclusión de que todos tenemos un Lord Of The Darkness en nuestro placard, debajo de la cama... o, quién te dice, sobre ella. Y no tenemos dos o más, es sólo uno, hay un sólo Señor de las Tinieblas, porque no todos podrían calificar para llenar esos zapatos. Son demasiado grandes, demasiado pesados, demasiado dolorosos para caminarlos, y demasiado ostentosos para animarse a usarlos en cualquier tipo de ocasión. 
El concepto "Señor de las Tinieblas" está en todos lados, incluso en el arte y en todas sus expresiones. Voy a referirme al único ejemplo claro, y que seguro todos conocen por ser de una película popular: En "El Diario de Bridget Jones" (película basada en el libro escrito por Helen Fielding con el mismo título) el Señor de las Tinieblas de Bridget es Daniel Cleaver, su arrogante y sensual jefe. Ella, al principio del libro, hace una lista de cualidades que el hombre que ella necesita NO debe tener, y termina recayendo siempre en Daniel, quien tiene todas esas cualidades que ella ennumera en su lista de must not have/be.
Otro buen ejemplo es el sujeto que la llevó a Malena Pichot a hacer sus videos que la llevaron a la fama; pero también a tres años de terapia, y a calzarse una forma de ver la vida bastante feminista y complicada de digerir para cualquier hombre. ¿Fue obra de su personal y no-tan-maravilloso Lord of the Darkness?
A continuación pasaré a explicarles mi propia definición del adjetivo empleado para describir a este tipo de hombres que vienen a darnos vuelta la cabeza:
¿Quién es el Señor de las Tinieblas, y cómo reconocerlo? 
El señor de las Tinieblas es ese sujeto que en tu vida significó tanto que no puede tener sólo un capítulo en el libro de tu existencia, entonces se empeña en hacer apariciones esporádicas y siniestras que te dejan hecha un desastre, una pelotuda. 
¿Qué implica ser el Señor de las Tinieblas, cómo se maneja? 
Implica ser ese sujeto que nunca va a fallar a la hora de tentarte a hacer lo que vos estás luchando por no permitirte. Es el que viene desde lo más oscuro de tus deseos a tentarte con el perfume más desagradablemente sensual, para seducirte y llevarte a hacer eso que vos venías planeando no hacer bajo ningún concepto, por una cuestión de orgullo, y porque ya te parece que "va siendo hora de que lo superes". Es ese tipo que desaparece durante lapsos de tiempo indeterminados, pero cuando resurge desde el infierno, te enloquece; te descontrola el medidor de dignidad que te queda, bajándolo a -320. Y corrés a sus brazos, sin remedio, sin razón, sin poder controlarte. Es ese individuo tan simpático que, sin importar el tiempo que pase, siempre va a venir a poner tu vida en perspectiva y a arrastrarte de vuelta bajo su siniestra ala de oscuridad. 
Los encuentros con el Señor de las Tinieblas se suelen dar en momentos de alto estrés emocional en tu vida. Por ejemplo, cuando estás empezando a verte con otro sujeto y temés estar a punto de enamorarte de él, justo cuando te estás por convencer de que, con este tipo que el destino ha puesto en tu camino convenientemente, tu vida sería perfecta. Ahí es donde el Señor de las Tinieblas, que te mira con su bola de cristal desde el averno, decide entrar en acción y surgir de entre las sombras y los muertos con una bella camisa y una botella de alcohol, dejándote pocas opciones.
Lo positivo que tienen este tipo de encuentros es el hecho de que, al volver al origen (el Señor de las Tinieblas suele ser también considerado el hombre de tu vida, para bien o para mal, por ende podríamos decir que, en la mayoría de los casos, es con quien podés ser vos misma, genuina como con pocas personas); dejás atrás un montón de sentimientos descartables y sin sentido, y te mirás a un espejo que él pone delante de tus ojos, donde podés reconocer todas esas cosas que no te sirven, y quitarlas del camino. 
A pesar de que su nombre (Lord of the Darkness) lo preceda, y teniendo en cuenta lo anteriormente establecido, podemos decir que no es, por naturaleza, un sujeto malo, con malas intenciones hacia tu persona, sino que vos estás genéticamente marcada para ir y dejarte tentar por su flamante presencia, sólo porque la vida los pone a vibrar a los dos en una frecuencia que se complementa: vos sos una masoquista, y él es (un poquito) sádico. Y está bien, porque se entienden, y la pasan bien momentáneamente, haciendo todas esas cosas que nadie comprende salvo ustedes. 
Es una situación de mierda que está consensuada, en algún punto. Tu actitud es "bueno, acá estamos... yo vengo acá dispuesta a que me jodas, y vos estás, aparentemente, con todas las pilas para joderme. Perfecto, ¿dónde empezamos?" (atribúyanle a la palabra "joder" la connotación que se les antoje). Mientras que la actitud de él, y sus pensamientos son completamente desconocidos, porque el Señor de las Tinieblas es como un mago... jamás revela sus secretos. ¿Alguna vez alguien le fue a cuestionar algo a Dios? ¿Alguna vez Dios respondió ante ese cuestionamiento? ¡No! Entonces, ¿por qué habría de responder el Señor de las Tinieblas? ¿Por qué habría de ser menos?
De todas maneras es divertido, es una situación que le pone un poco de picor a la vida, te despierta, te estimula... hasta te calienta. Es una revolución hormonal re copada. Viéndolo de cierta forma, les debemos mucho a nuestros Señores de las Tinieblas, ellos son los que estimulan nuestros picos de producción; creo que somos más ocurrentes y más activas cuando nos vemos movilizadas por los siniestros sentimientos que nos generan estos tipos tan particulares. ¡Y son lindos! No lo podemos negar, nos encantan, nos debilitan y a la vez nos fortalecen. Son divinamente malvados.
Para cerrar cito a mi amiga Victoria, que hoy me dijo, con dos cafés y unos puchos de por medio, "a mí no me lastiman los pibes, me lastiman los puntos negros". Hay que aprovechar al Señor de las Tinieblas lo más posible, total no te puede joder más de lo que ya te dejaste joder al conocerlo. ¡Preocupate por el cutis, no por tu dignidad! Ya está perdida.

domingo, 3 de junio de 2012

The stems and seeds of the last of the dope.

Esta noche, si logro conciliar el sueño, prometo mandarles a todos una postal muy bella y sentida desde mis más oscuras pesadillas, protagonizadas por un elenco estelar que incluye como personaje principal al mismísimo y personalizado Señor de las Tinieblas (calificativo que tomé prestado, ampliaremos en próximas entradas. Sintonicen el blog para más información).