domingo, 1 de mayo de 2011

I figured out what you're all about and I don't think I like what I see, soooo...

Te despertás con música en la cabeza, seis cuerdas para divertirte, y cincuenta y dos blancas y treinta y seis negras para delirar. Te hacés tu café con leche, porque no tenés las agallas para tomarte uno negro bien fuerte, y te disponés a armar tu día acorde a tu inspiración de artista bohemio.
Te la pasás cantando canciones de revolución y de vez en cuando elevás una alabanza a tus compañeros militantes (que luchan con vos en esta guerra por cambiar el mundo), con orgullo y lealtad a esa forma tan particular de estar unidos. Y es posible también que en el interin recurras al más superficial de tus sentimientos y escribas una línea acerca de lo maravillosa que es tu Musa.
Luego estirás tus piernas, te llevás un cigarrillo a la boca y, entre graffitis y banderas, te calzás al hombro tu mejor arma y jugás con ella durante el resto del día.
En cuanto te hartás del egocentrismo que acarrea el simple hecho de ser, como antes dije, un artista, te dedicás a publicar aquella línea que escribiste y se la regalás a ella, entregándole toda tu inspiración para que la transforme en algo aún más grande. Un feedback ayudado por un par de "te amo" vacíos y la obsesión por vivir al final del arco iris.
Todo esto olvidando por cinco minutos que la noche anterior te la pasaste desnudando con la mirada a una muchacha en particular, a la que siempre te hace regresar tu sed de Libertad y de "algo mejor". Lo llamás desliz, yo lo llamo realidad. Te excusás con tu yo sé lo que quiero. Tus labios dicen esto y tu cuerpo hace aquello. Y lo cierto es que siempre que te encontrás con ella, algo dentro tuyo se revuelve y se pregunta qué es lo que de verdad necesita.
Pero la culpa y el egoísmo hoy te hacen servir otra taza de café, y prepararte para recibir a tu Musa con un poco de magia entre las frazadas y las medialunas recién compradas.
Y para vos no significa nada. Da todo lo mismo mientras puedas salirte con la tuya, victorioso, subiéndote el ego hasta su punto máximo. Sabiendo que con una caricia la Musa se retuerce, y con una palabra cálida la Libertad se entrega.
Así seguís, ignorando que la Libertad te llama para algo mejor, y continuás jugando con ella tirando de la soga hasta que la soga se gaste y se rompa. Hablás y hablás de amor, en prosa y en poesías, seguís rasgueando las cuerdas componiendo melodías llenas de mentiras y de engaños, con tu Musa cantándote al oído.
Y no entendés que tu amor no vale nada ya para nadie.

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