lunes, 31 de marzo de 2014

Quisiera.

"I'm so tired of being lonely, I still have some love to give. Won't you show me that you really care? (Everybody's got somebody to lean on, put your body next to mine... and dream on)". Travelling Wilburys.

Quisiera vernos brillar juntos, sacar lo mejor de cada alma y exponerlo cada día para observar con orgullo todo aquello que podemos dar y recibir para sentirnos mejor al tenernos. Quisiera que mis ojos fueran la musa de tus canciones más bellas. Quisiera que mis manos fueran el refugio de tus sentimientos. Quisiera sentirte así de cerca todas las mañanas, despertarme enredada en tu posición de niño dormido. Quisiera besar tu frente y sentir tu paz escapándose por tus poros al recibir mi gesto de amor. (Quisiera que supieras que esto se escribió mucho antes de que pareciera necesario que lo leyeras).
Quisiera darte todo, quisiera que crezcamos, quisiera que quisieras vos también.


martes, 25 de marzo de 2014

El día no me avisó.

"No olvidarse no es penar, no es arrastrar la cadena, ni vivir como condena. O que ese ayer fue lo más. No es vivir de recordar, sino que sirva de puente y que nadie ya te cuente cómo se debe seguir (porque se debe elegir un camino sólamente)", Bersuit.

No pude explicar por qué la tarde me encontró con tu esencia danzando en cada esquina. El sol bañaba las avenidas con la misma intensidad que sabía caracterizar los días que pasamos juntos. Hoy, la luz del astro rey parecía comandada por tu recuerdo, como si fueran tus manos las que armaban la escenografía de mi recorrido por la ciudad. Incluso el viento me recibió con una caricia descaradamente precisa, puntual, como si fuera tu aliento pidiéndome que mañana sea igual que hoy.
Mirando la vereda, y luego al cielo, encontrando sólo pasos serenos sobre el cemento, conduciéndome sin pensar hacia donde tu señal se volviese más fuerte, y así yo poder entender por qué el día me susurraba tu nombre al oído a cada minuto. Una palabra corta, melódica, que me estremecía al colisionar con mi sensibilidad. Bailé todo el día sobre el pentagrama donde tu nombre hace música. 
En un instante sinestésico pude ver cómo tu aroma tan característico, aquel que emana cada centímetro de tu piel, se convertía en una sombra que me seguía por las calles. Emborrachada con un perfume que gusto con nostalgia, me recuerdo hundiendo la nariz en tu espalda para encontrarlo íntimamente con mi garganta. Sonrío perdida en mis sentidos que me engañan a cada cuadra que recorro, y me ahogo en un delirium tremens letal.
Finalmente, sólo bastó con que llegara el minuto específico en el cual el planeta logró dar la vuelta completa sobre su órbita. El calendario revolvió sus hojas y sus números, y me vi entre las luces tenues de la memoria. 
¿Dónde estaba yo hace un año? Donde jamás me imaginé. Y ahora soy víctima del espectro de aquel otoño que retorna, como siempre, marcando el paso del tiempo.


El arte de la impuntualidad.

"Starry nights, city lights coming down over me. (This dirty town was burning down in my dreams. Lost and found, city bound in my dreams)" Green Day.

Me detengo en la apurada esquina, frenando el tiempo que ya se me escapó hace rato. Quiero ver lo que ya vi, sentir la adrenalina que provoca aquello que nos resulta maravilloso de un momento al otro. Busco la sensación de pequeñez ante tanta majestuosidad ignorada por todos los que nos detuvimos a ver sin mirar. 
Espero allí, con los ojos desbordados de luces que nos atrapan como un domo de irrealidad. Y, extrañamente, le encuentro el sentido a vivir así, a pesar de no sentir que donde voy me espera algo... o alguien. 
Estando sola en una multitud, más insignificante que nunca, sólo tengo como consuelo tus palabras, que me cantan al oído cuando no estás. Comienzo a sentirme parte de vos, refugiándome en tu oda a nuestro suelo, este tango contemporáneo a mi juventud, que moja el asfalto incluso cuando la luna enciende los postes y los autos de Callao y Lavalle.
El semáforo me invita a cruzar la avenida, y aquel instante en el tiempo se desvanece para dar lugar a la inquieta sensación de estar llegando tarde... otra vez.

lunes, 3 de marzo de 2014

Two of us.

"You and I have memories longer than the road that stretches out ahead", The Beatles

Dos cuerdas introduciendo una canción.
Despierta una madrugada de pleno sol alzándose, naranja, en un cielo que se estira en su colchón, desperezándose para recibir nuestro paso cansado por las calles del conurbano. Noviembre nos pesa en los párpados, pero el motor sigue su marcha y encontramos nuevas razones para levantarnos de la cama. La radio se enciende sola y anuncia la paz de este día que comienza. Lejos de casa, sin tenerte presente a mi lado pero conservando el dulce recuerdo de los besos que me dejaste la tarde anterior, siento que me nutro de tu energía. Se colma mi pecho de miradas intensas y pasiones compartidas, y no me queda más que agradecerte en silencio mientras sonrío, fatigada, pensando en vos.
Lo cierto es que no aprendí a vivir todavía, y quizás mañana me contradiga. Sólo sé que en aquel momento, acompañada por esas dos cuerdas y el sol naciente, te amé más que nunca.