miércoles, 13 de agosto de 2014

Luego desperté.

"No camines solo, quiero caminar con vos que en esta vida todo es más lindo y se hace más fácil si se hace de a dos. Desata el nudo que até en mi panza, mi corazón no descansa, quiere salir a este mundo loco para empezar a latir un poco y sonreír". Adrián Berra.

Tuve un sueño en el cual te vi sonriendo, cantando canciones que te definen aún más de lo que te permitís admitir, descubriendo nuevos tonos en tu garganta que estallaba en una escandalosa liberación. Te di la bienvenida a la tierra que habitamos aquellos que no tenemos miedo.
En un onírico ideal, te desmembré, te pulvericé, te disolví en un vaso de agua, te transformé en energía y te convertí en arte cuando te volví a armar entre delicadas pinceladas: Bello como siempre, puro como un infante, sin contornos, sin límites ni trazos groseros. Sin marcas en la piel. Rompí las cadenas del karma, desaté el nudo de tu frente con una caricia del viento, artesana de tu destino.
Deseé que el tiempo no significase nada más que la duración del pulso. Busqué darte libertad, busqué hacerte entender que el no saber es vivir, y que la única certeza del alma es la alocada necesidad de aferrarse a la vida para transitarla con pasión. Como niños, como adultos, como seres que han decidido caminar juntos...
... Y sólo pude ensanchar el pecho, esperando apenas durante un fugaz segundo, que entendieses que dentro mío y a mi lado germinan la más genuina libertad y las desenfrenadas ganas de sentir.  
Pero luego, naturalmente, desperté. 

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