lunes, 16 de diciembre de 2013

Contrastes.

"Y casi sin ser casi nadie, me acuerdo de alguien que yo nunca fui". El Bordo.

Me miro al espejo y encuentro el contraste de mi imagen con la de un ideal que no busqué tener. Me miro dos veces y noto imperfecciones en mi joven piel. Un tercer vistazo me lleva al pasado y, con un cuarto, las ojeras se vuelven más nítidas y profundas. ¿Dónde habrá quedado la luz que veías en mí?
El espejo me sigue devolviendo versiones de la persona que fui, soy y seré (tal vez ayer, tal vez hoy, tal vez mañana...). Me parece reconocer a la distancia, en esa distancia de horizonte infinito que tienen mis ojos, esos destellos brillantes que mi alma enviaba a la tuya. ¿Dónde estarán mis propiedades de amuleto? Esas que admirabas y querías tener siempre de tu lado, buscando la buena suerte que te hace caminar sin miedo, sin pasos en falso. 
Me miro al espejo, cansada de recibir el paso del tiempo corrompido como respuesta al intrigado impulso de reconfirmar mi aspecto. 
¿Realmente estoy ahí? ¿O quedé en aquella pervertida imagen reflejada entre tu cama y un armario obsceno? Una imagen desnuda sin sentido y desnutrida de toda esperanza de obtener un gesto cálido.
Me veo. Finalmente me veo. Ahí estoy, y me pregunto por qué vos no estás. 
(Y de pronto recuerdo...)
Apago la luz y sigo brillando, dejando atrás un espejo de duda que no me sirve de nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario